"Cuando me lesioné los aductores por primera vez, se acabó todo para mí. Cambié mi forma de jugar y ya no fui el mismo. En los seis o siete últimos años de mi carrera me transformé y me horrorizaba la posibilidad de patear cuando tenía espacios.
Y lo peor es que mis instintos me decían que hiciera lo de siempre. Nací para ser futbolista. Y, en cambio, recuerdo que cuando McManaman tomaba el balón y me ponía un pase en profundidad, pensaba ‘No, no lo hagas por favor, pásamela en corto'.
Lo perdí todo. Y durante esos seis o siete años odié el fútbol. No veía el momento de retirarme, porque el que estaba en el campo no era yo. Y lo peor es que luego entré en un estado mental en el que ni siquiera estaba en condiciones de rematar. Y entonces me escondía, me metía en zonas del campo donde no estaba nunca el juego".
Michael Owen y el drama vivido en los últimos años de su carrera. El balón de oro en 2001, se terminó retirando con 33 años y jugando para el Stoke City.
Fuente: BT Sports