Análisis: La solidez defensiva de Boca campeón

Análisis: La solidez defensiva de Boca campeón

Boca ganó un nuevo título gracias al poder defensivo

Lunes 23 May 2022
Amadeo Inzirillo
porAmadeo Inzirillo
Periodista, apasionado del deporte

 Boca Juniors se consagró en la Copa de la Liga tras vencer en el partido final a Tigre 3-0 y el secreto de su éxito estuvo en la solidez defensiva: en los tres partidos de la fase final, el elenco de Sebastián Battaglia no recibió goles (2-0 a Defensa y Justicia en cuartos, 0-0 y triunfo en penales ante Racing por semis y el mencionado triunfo contra el Matador en el duelo final).

La racha ya venía de la ronda inicial porque el Xeneize tampoco recibió goles en los últimos dos partidos: por la 13era venció a Barracas 2-0 y en la 14ta le ganó otra vez a Tigre (2-0). En total, de esos 14 encuentros de la fase inicial, en 5 dejó la valla invicta. Otro dato, en los últimos 10 partidos mano a mano por eliminación directa, tampoco le convirtieron. Fue, detrás de Racing, el equipo con la valla menos vencida en la primera fase (con 11 contra 12 de la Academia).

Lo curioso es que Battaglia tuvo complicaciones para armar la última línea porque se lesionaron todos: Marcos Rojo, Carlos Izquierdoz, Carlos Zambrano, Nicolas Figal, Gastón Ávila, Marcelo Weigandt, Frank Fabra y hasta el juvenil Gabriel Aranda tuvieron complicaciones físicas, y por si fuese poco, se desgarró Agustín Rossi, su arquero titular.

La rotación obligada en defensa también estuvo en el volante central. Battaglia arrancó el torneo con Jorman Campuzzano que tuvo un nivel subterráneo, probó con Pol Fernández como cinco en solitario y perdió presencia en defensa, hasta que apareció el pleno de Varela para no salir más. Con él, se completó un cerrojo defensivo perfecto para empezar a gestar el campeonato. Equilibrio, corte y primer pase, el ABC del juvenil.

El resto de los volantes fueron más de juego que de marca: el mencionado Pol Fernández y el llegado Oscar Romero fueron internos con vocación ofensiva que nutrieron a los delanteros de turno y los wines también ayudaron en el retroceso con el trabajo defensivo de Villa-Salvio cuando el equipo perdía la pelota.

Así, el Boca sin tenencia se transformaba en un compacto         4-3-2-1 y un flexible 4-3-3 en posición de ataque. La ubicación de los wines para marcar le permitió al equipo cubrir el ancho de la cancha. Recuperación rápida y transición ofensiva con la velocidad de los extremos, siempre fijando la referencia del 9.

Un arquero que dio garantías, una defensa con solidez inquebrantable y hasta con aporte de goles claves (dos en la final) y un mediocentro con equilibrio fueron los aciertos en el once de Boca Juniors para que los volantes ofensivos y los delanteros tengan libertades en ataque. Solidificando los cimientos, el equipo construyó un equipo integro que se dejó la Copa de la Liga.

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