"A la Conmebol no le interesa ni lo social, ni lo humano, ni lo sanitario"

"A la Conmebol no le interesa ni lo social, ni lo humano, ni lo sanitario"

"A la Conmebol no le interesa ni lo social, ni lo humano, ni lo sanitario"

Por: Gonzalo PontevedraViernes 21 May 2021

 Para muchos, Fernando Signorini es de las personas que mejor supo tratar a Diego Armando Maradona. El profe, accedió a un mano a mano con Bitbol donde contó su proyecto con Villas Unidas, remarcó la relación que tiene la sociedad y el fútbol; fue crítico con el fútbol argentino y eligió el mejor momento de su carrera junto al 10.

- ¿Qué es lo que busca Villas Unidas más allá del fútbol y el simple hecho de jugar?

- El fútbol en primera instancia viene a ser como el catalizador para llegar a aquellos chicos de más 4.400 barrios que tiene la Argentina. Sobre todo, para dar la posibilidad de que todo lo que en el futuro los chicos puedan producir, vuelva a su lugar de origen. De hecho, no le tocó nada a Fiorito lo que produjo Diego, ni a Pacheco de Juan Román Riquelme, ni a Fuerte Apache de Tevez o a Villa Itatí del Kun. A partir de ahora, los derechos federativos y económicos de los chicos que salgan de esos lugares van a ser del club, ese es el primer paso. En realidad, lo que más nos entusiasma, más allá del hecho deportivo, es propiciarle a aquellos chicos y chichas que no tienen condiciones, a que tengan un futuro mejor a través de la escuela de oficios para que alguno pueda llegar a ser electricista, plomero.

- River, Nacional de Uruguay, entre otros, viajaron a Colombia para jugar por la Libertadores, ¿vos crees que la Conmebol tiene que tomar alguna decisión con respecto a la Copa América?

- Yo sinceramente creo que, a la Conmebol, aunque puede haber excepciones, a la mayoría no les interesa el aspecto social, ni humano, ni sanitario. Ellos están ahí para el negocio, para recaudar el mayor dinero posible. Ya lo había advertido Menotti, cuando la pelota saltó del campo de juego al escritorio se transformó en una mercancía más. Los hinchas pasaron a ser clientes de los medios de comunicación, donde también pululan tipos que le hacen mal ambiente. Yo creo que el futuro del fútbol argentino, se parece o se asemeja al futuro de la sociedad argentina. Si no volvemos al pasado en el que regían otros tipos de valores esto no tiene demasiado sentido.

- Para vos, ¿Cómo se está desarrollando el fútbol durante a la pandemia? ¿Crees que es correcto que el fútbol esté en desarrollo?

- En la manera que se está dando, me parece algo sumamente grotesco y que rosa la obscenidad. Creo que, de una vez por todas, los mecanismos que tiene el estado para intervenir tienen que actuar. ¿Si no para que está el Ministerio de Salud Pública? Se entiende que está para cuidar la salud de todos los habitantes, aunque sean jugadores de fútbol. Sin embargo, nadie dice nada. Tampoco el Ministerio de Deportes, si el deporte nació como un medio para mejorar y proteger la salud de quienes lo practican, ¿para qué sirven?

- ¿Te gustaría volver a estar en un cuerpo técnico?

- Siempre y cuando no sea en Argentina, sí. No quiero ser una oveja más del rebaño del sistema o del poder que nos tiene al borde del abismo, del que va a ser muy difícil salir. En honor a quienes me formaron y en honor a los mejores valores: el fútbol argentino no me merece. Estoy en la vereda del frente del poder y, como tal, me quedo con el derecho de defender la parte que me corresponde.

"A la Conmebol no le interesa ni lo social, ni lo humano, ni lo sanitario"

- ¿El fútbol argentino se merecía tener a Diego como técnico en Gimnasia?

- El tema no pasa por si se lo merecía o no. Creo que todo el mundo sabía que la situación emocional y la salud misma de Diego no era la mejor y exponerlo a esa picadora de carne, a esa silla eléctrica que es el banco de suplentes de un equipo de fútbol me pareció un gesto totalmente equivocado. Yo reclamé alguna vez porque el Ministerio de Cultura no lo llamaron como lo hicieron los ingleses que lo llevaron a Oxford. Sin embargo, en Argentina, nadie lo invitó a pasar por las universidades, por los colegios secundarios, a que los chicos le pregunten; que le hagan todas las preguntas que quisieran hacerle: ¿cómo hiciste para emerger del lugar de donde lo hiciste? ¿por qué llegó la cocaína a tu vida? ¿qué te produjo? Hubiera sido una situación motivacional fantástica para ellos y que a Diego lo hubiera entusiasmado. O de pronto ser convocado por la dirigencia del fútbol para integrarlo, por ejemplo, al cuerpo técnico de los juveniles junto Aimar, Placente o Batista; no para entrenar, si no para que Diego ayudara a los chicos a entender cuáles son los riesgos a los que se expone si llegan a ser grandes figuras.

"A la Conmebol no le interesa ni lo social, ni lo humano, ni lo sanitario"

- ¿Por qué crees que Diego logró trascender en las generaciones? ¿Por qué la gente que no lo vio jugar lo idolatra?

- Fue fundamentalmente por ese carácter de rebeldía que él tenía ante las injusticias que el poder tenía, su modo de estar en la vereda de enfrente de los poderosos. De no haber traicionado nunca su condición de clase, de haberla reivindicado siempre. Y claro, tuvo el bonus track de haber conseguido un campeonato mundial y sobre todo con un partido, que tal vez fue el más emblemático de todos los mundiales, contra Inglaterra con el mejor gol del siglo. Haber producido en Napoli un fenómeno sociopolítico y económico de consecuencias primero imprevisibles y después increíbles. No creo que hoy sí un jugador desde pequeño se muestra políticamente incorrecto o va en contra del poder, tenga lugar.

- Por último, si tuvieras que elegir un momento de tu trayectoria para volver a vivirlo, ¿Cuál sería?

- Hubo muchos, pero creo que privilegio esos diez días que pasamos en un campo perdido en el medio del desierto verde, en la provincia de La Pampa a 40 kilómetros de Santa Rosa para la preparación previa del Mundial del 94. Me lo quedo por el esfuerzo descomunal que hizo Diego por el amor de sus hijas, a quienes quería brindarles el placer de que lo vean jugar un Mundial, por el amor a la pelota y a la camiseta argentina. Por esas tres razones, más allá de sus padres, él tenía un amor inconmensurable y siempre trataba por todos los medios, hasta de aceptar dejar la cocaína en Buenos Aires y arriesgarse a sufrir los ataques huracanados del síndrome de abstinencia porque quería llegar al Mundial de la mejor manera y hasta fue capaz de eso. Un animal del fútbol, un tipo casi irrepetible que no por algo saltó de la historia a la leyenda y hoy se ha transformado en un ícono que su recuerdo será casi inmortal.


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