La clave de la debacle del Real Madrid esta temporada: le falta un Casemiro

La clave de la debacle del Real Madrid esta temporada: le falta un Casemiro

La partido de Casemiro es la gran ausencia que Real Madrid jamás pudo suplir

Viernes 19 May 2023
Amadeo Inzirillo
porAmadeo Inzirillo
Periodista, apasionado del deporte

Real Madrid sufrió una verdadera paliza ante Manchester City, pero es un equipo que se derrumbó mucho antes de la noche fatal en el Etihad. Con la salida de Casemiro, el Merengue nunca más fue un equipo sólido y el espejo se terminó de hacer añicos contra un rival que desnudó todas sus falencias.

A más de uno le sorprendió cuando el volante central brasileño anunció que dejaba la Casa Blanca para seguir su carrera en Manchester United. Claro, el elenco inglés pagó el doble de su sueldo llevándolo a 10.5 millones por año y he aquí el porqué de la decisión de dejar al vigente rey de Europa para llegar a un irregular Red Devil.

Carlo Ancelotti y los dirigentes apostaron por la renovación con las incorporaciones de Aurelien Tchouameni y Eduardo Camavinga, precoses franceses de 23 y 20 años respectivamente, por los que el club invirtió una verdadera fortuna (111 millones de euros en total). Sin embargo, ni uno ni el otro lograron tapar el vacío de Casemiro.

Eduardo Camavinga jugó más de lateral izquierdo que de volante

Eduardo Camavinga jugó más de lateral izquierdo que de volante

A Real Madrid se le partió la línea del tiempo: tuvo dos refuerzos con potencial, pero con poca experiencia en la élite y del otro lado a Luka Modric y Toni Kroos, veteranos de mil batallas, pero ya en el epílogo de sus carreras y con la caja de cambios con tope en cuarta.

Los números de los dos franceses hablan por sí solos: Camavinga jugó el 67% de los minutos posibles, en su mayoría en el puesto de lateral izquierdo, no de volante, mientras que Tchouameni apenas estuvo en cancha el 40%.

Aurelien Tchouameni pasó de titular a borrado.

Aurelien Tchouameni pasó de titular a borrado.

Ancelotti confió en Aurelien Tchouameni para suplir a Casemiro en el comienzo de la temporada y hasta la mitad de la misma fue titular indiscutido tanto en La Liga como en Champions League.

 Sin embargo, el bajo nivel del volante lo relegó para la parte trascendental, donde el entrenador eligió morir con la vieja guardia. De octavos de final con Liverpool para acá, solo jugó 46 minutos en seis partidos. Nada.

Que Toni Kroos haya sido el volante central en los partidos decisivos de la temporada, en los verdaderos mata-mata, deja bien en claro que no había confianza en los franceses. Esa carta fue un suicidio futbolístico que explotó el City a más no poder. Jugarle a un equipo de Pep Guardiola sin volante central natural y de marca es como ir a la guerra con un escarbadientes. Cuando el entrenador italiano intentó corregir sacando a Kroos y Modric, la historia ya estaba resuelta.

Casemiro, el vértice que le faltó al triángulo perfecto.

Casemiro, el vértice que le faltó al triángulo perfecto.

Es cierto que el nivel de Rodrygo también obligó a un cambio de piezas. Con su ingreso, Federico Valverde fue volante y no wing derecho, Kroos se corrió al centro y Tchouameni se acomodó en el banco de suplentes, mientras que el retraso de Camavinga a la zona de lateral izquierdo también denotó que al plantel le faltaban variantes (Mendy jamás fue opción y Nacho es central).

A esta historia de amor merengue le falta Casemiro, su integrante principal, que cuenta los ceros de su cuenta de banco y elevó a un Manchester United que se arrastraba a lugares impensados. Desde su arribo, el equipo se consagró en la Copa de la Liga, está en la final de la FA Cup y es tercero en Premier League. Con él en cancha, los Reds ganaron los ocho partidos de la Copa de la Liga, los cinco de la FA Cup más ocho de doce en Europa League.

Casemiro y su sana costumbre de ser campeón.

Casemiro y su sana costumbre de ser campeón.

Mejor rodeado y no tan expuesto, el acierto de Ten Hag fue ponerle a su lado a Fred o Erikssen como doble cinco más tres volantes ofensivos. Así, los recorridos de Casemiro fueron mucho más cortos sin la obligación de ir demasiado a los costados. 

Del otro lado, Ancelotti creyó que el tiempo no corre y siguió con su fetiche 4-3-3, dejando un medio de posesión por encima de dinámica repleto de espacios y exponiendo a Modric y Kroos en lugar de cuidarlos. Más allá de los constantes manotazos en el pizarrón para encontrar la solución, la flecha en el talón de Aquiles fue Casemiro, quién dejó un vacío imposible de llenar.

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