El entrenador de Barca acertó con un planteo perfecto que se desmoronó por el talento del crack inglés.
El FC Barcelona fue un castillo de naipes que bastó con dos bocanadas de aire para derrumbarse. Xavi Hernández construyó un fuerte accionando un plan de juego con lectura perfecta y ejecución de plan acorde; pero los cracks no conocen de contexto, y por culpa de Bellingham, lo que parecía un blindado sin fisuras se desplomó en apenas 22 minutos.
Los puntos tácticos fueron muchos y el Barca maniató desde el minuto cero al Real Madrid. Aún con un plantel diezmado por lesiones (Lewandowski y Yamal no están al 100% mientras que De Jong y Pedri ni siquiera pudieron ir al banco) el entrenador Culé ideó un planteo que fue casi el ideal. Lo de casi es culpa de Bellingham.
En lo que imaginó Xavi hubo dos grandes aciertos: el tándem derecho con Araujo de lateral derecho y el corrimiento de Cancelo a volante por ese sector. Ese dúo maniató a Vinicius, que jamás pudo desequilibrar en el mano a mano porque siempre estuvo en desventaja numérica doblado por la marca. Tocó solo 45 pelotas y perdió ¡17!, cifras que lo condenaron como uno de los peores del derbi.
Vinicius tuvo un partido pésimo gracias al planteo defensivo de Xavi.
Su compatriota Rodrygo lo superó por nula interacción. Acá, error de Ancelotti. Con Vini ejerciendo de wing, el punta brasilero jamás pesó entre Christensen y Martínez, que se lo devoraron. El falso 9 entró en contacto apenas 26 veces con el balón y no pateó ni un tiro al arco de un aburrido Marc Ter Stegen.
La otra gran decisión fue poner a Gavi como mediocentro para tener fluidez de pelota. El 6 emuló a su entrenador por dorsal y por rendimiento, haciendo de aduana en una posesión que fue ganada durante los 90 minutos por Barca (terminó 58% a 42%).
El canterano tocó 69 pelotas y entregó bien el 90% de sus pases. Con Gündogan (talento sin fecha de vencimiento) y un desfachatado Fermín López como laderos, la pelota fue siempre del local.
Gavi se lo comió a Bellingham 68 minutos.
En el debe quedará el poco peso ofensivo, y es cierto. Con Lewandowski entre algodones y un Marc Guiu aún en el cascarón, Xavi tuvo que apostar por Ferrán Torres de 9 pero no salió y al equipo le faltó peso ofensivo (solo tres tiros a puerta).
Bellingham estuvo siempre contenido, pero no por tener una férrea marca encima. Es más, Xavi metió un pleno en algo que parecía un suicidio: Gavi en la posición del inglés sonaba caótico, pero Barca lo anuló por contexto colectivo y no por marca personal como podría haber sido con Oriol Romeu del vamos.
El tema es que los distintos muchas veces (por no decir siempre) se caen del pizarrón. En el único leve descuido defensivo, el goleador de La Liga sacó una bomba de otro partido que perforó el palo izquierdo de Ter Stegen. Quedaban 20.
Barcelona se enamoró del empate y se metió atrás hasta con los mensajes del banco: Romeu por Fermín más lo de Lewandowski, que entró por el peso de tenerlo sentado que por lo que podía aportar debido a su presente físico.
Bellingham fue el culpable. Centro de Carvajal, desvío con un toque casual de Modric y definición del inglés debajo del arco como 9. Gol número 13 en 13 partidos, Pichichi en su primera Liga y héroe en su primer derbi, siendo el único debutante en la historia del Madrid en debutar con doblete. Demasiado para cualquier planteo táctico.